viernes, 25 de julio de 2008
El día que desfalleció mi alma por el Santuario
se apoderó de mí el temblor de la partida.
Mas el de gran consejo propició el viaje,
y por Su Nombre encontré en mi corazón apoyo.
Por eso ante El me postro en cada
viaje, y le estoy reconocido en cada paso.
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