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viernes, 27 de febrero de 2009

REFLEXIÓN DIARIA

Busca lo sagrado en lo corriente.
Busca lo notable dentro de lo común.
Rav Najmán de Breslow."La silla vacía"

PARASHÁ TRUMÁ por Rav Peter Tarlow


Esta semana comenzamos a leer la primera de cuatro secciones semanales que tratan de la construcción del mishkán o sea el "santuario portátil." Esta, la primera, se llama "Trumá" que significa "un donativo dado del libre albedrío." Van a encontrar la parashá en el Libro de Éxodo 25:1 -27:19.


En la primera lectura de ésta, parece que la parashá es un sueño realizado para un arquitecto. Esta sección empieza con el mandato de D'ós a Moisés diciéndole que debería aceptar (tomar) los donativos que permitirán la construcción del mishkán. Este santuario portátil iba a acompañar a la gente por dondequiera que fuera hasta (y después de) que entrara en la tierra sagrada de Israel.


La sección entra en gran detalle sobre casi todos los aspectos del plan arquitectural que el pueblo iba a usar en su construcción. Nos informa de los materiales apropiados, cómo se hace la menorá nacional (el candelabro nacional) y hasta cuanto espacio se había de dar a los patios alrededor del edificio. Hay tantos detalles en esta sección que se puede comprender por qué una persona que no es ni estudiante ni sabio en la arquitectura se preguntaría qué debería aprender de esta sección.


Sin embargo, si leemos la parashá en una forma más profunda notamos que nos habla no solamente de un edificio que ya no existe sino también de nuestra vida. Tal vez la primera pregunta que deberíamos hacernos es por qué se usa la palabra "trumá" o "donativo dado libremente." ¿Es decir que D'os no quería ninguna casa construida de dinero dado por obligación? ¿Nos dice el texto que la construcción de un edificio espiritual no puede tener su base en la obligación sino en el libre albedrío del ser humano?


También notamos que el nombre del santuario en hebreo nos enseña mucho. Derivamos este nombre (mishkán) de la raíz verbal "sh-k-n" que significa "habitar con el otro" o "hallarse en una condición o estado con el otro." De la misma raíz verbal derivamos el nombre de la presencia de D'os (Shkhiná) y hasta el nombre para una vecindad (barrio) (shkhuná). Fijense en que hasta en el caso de Balaam (Números 23:9) la necesidad de relaciónes interpersonales es implicado por esta raíz verbal.


¿Se puede ver la mishkán también como el sactuario espiritual que viven dentro de cada uno y nos unifica con los otros, la construcción interna de nuestra vida? ¿Es por eso que D'os insiste en trumot (donativos dados libremente) en lugar de un impuesto? Si vemos el mishkán como algo vivo dentro de nosotros, algo que libremente construimos, entonces aprendemos muchas lecciones de la vida. Exactamente como en la vida arquitectural, no se puede construir nuestro mishkán basado en los deseos del otro, debe ser algo propio. También nuestro mishkan es portátil, va con nosotros adondequiera que vayamos en la vida, Si leemos el texto con cuidado nos fijamos en sus muchos detalles. ¿Nos enseña que aunque es importantísimo tener una visión y pensar en términos anchos, también nos avisa sin prestar atención a los detalles de la vida podemos fracasar. Necesitamos los dos, la visión y la capacidad de poner atención a los pormenores.


Esta parashá entonces nos presenta con muchas preguntas personales. ¿Cómo construimos la vida? ¿Hacemos nuestras decisiones es los hechos o en los puros deseos? ¿Nuestra vida es un lugar habitado por D'ós o estamos demasiados ocupados para permitir que D'ós entre en ella? La manera que elegimos a responder a estas preguntas, la manera que construimos nuestro propio mishkán, quizás no vaya a cambiar el mundo, pero pueda alterar la trayectoria de la vida. Una lección de la parashá para esta semana es que si se construye su mishkán con sabiduría y santidad, podrán enfrentar todo lo que le pase en la vida con dignidad y con nobleza.



Rav Peter Tarlow es el rabino de Oneg Shabat, y director de la casa de Hillel de la Universidad de Texas A&M

martes, 24 de febrero de 2009

EL FESTEJO DE CASAMIENTO Y EL DIVORCIO

En la ciudad de Sidón. había una mujer que estaba casada hace más de diez años y no tenía hijos. Fue a Rabi Simón ben Yojai, junto con su marido, para que éste les diera el divorcio. Entonces Rabi Simón les habló así: "Yo les afirmo bajo juramento, que como ustedes ofrecieron una gran fiesta cuando se casaron, deben orga­nizar una gran comida al divorciarse".

Con esta decisión se fueron de la casa del Rabí y organizaron una gran comida. Durante la comida, la mujer le dio al hombre mucho vino para tomar, de manera tal que su corazón se puso muy alegre y contento, y le dijo a ella: "Hija mía, llévate contigo lo que te gusta más de nuestra casa, y llévatelo a la casa de tus padres".

¿Qué hizo ella? Cuando él estaba profundamente dormido, llamó a sus sirvientes y sirvientas y les dijo: "Lleven a mi marido junto con su cama a la casa de mis padres".

Es lo que hicieron ellos.

Hacia medianoche, despertó el hombre y como ya no estaba ebrio, le preguntó a su mujer: - "¿Hija mía. dónde estoy?"

"En la casa de mis padres" - le contestó ella. Y cuando le preguntó, cómo había llegado allí, ella le contestó: --"Tú me dijiste durante la comida de la noche que puedo llevarme a la casa de mis padres lo que más me guste. Para mí no hay nada mejor en el mundo que tú".

Cuando volvieron una vez más donde Rabí Simón y le contaron todo, éste rezó con ellos a Dios, y Dios escuchó su oración y les bendijo con muchos hijos.

REFLEXIÓN DIARIA

Todo depende de nuestras sensaciones y de la correcta adaptación a la verdadera realidad, en lugar de a la ilusión, a la que sentimos por nuestros cinco sentidos.

viernes, 20 de febrero de 2009

REFLEXIÓN DIARIA

El transformar los corazones y el ocupar la mente con nobles pensamientos, ha llegado a ser una urgente necesidad en esta generación.
Rav Kuk, "Niebla de Pureza".

PARASHA MISHPATIM por Rav Peter Tarlow


Se llama la parashá para esta semana "Mishpatim". La van a encontrar en el Libro de Éxodo 21:1-24:18. En un nivel superficial esta parashá aumenta y complementa los diez mandamientos. Nos establece un sin número de leyes y estatutos que nos suministran la estructura para que un pueblo sagrado viva en el mundo verdadero. En un nivel más profundo se puede ver esta sección semanal como una continuación del tema de Yitro acerca de los conflictos y desafíos del liderazgo. En la parashá anterior nos enteramos de cómo Yitro acudió a la ayuda de Moisés por medio de enseñarlo los principios básicos del liderazgo y cómo se transforma en un buen líder.


Con la parashá actual nos profundizamos en este tema por fijarnos en que un buen líder debería hacer no solamente lo que su pueblo desee de él (de ella) pero a la vez debería tener la fuerza interna para decirles que no. Es decir, que la tensión filosófica entre la compasión y la justicia siempre están presentes. Un buen líder necesita saber equilibrar su deseo de agradar y por eso mostrar la compasión con la necesidad de proteger y por eso llevar a cabo la justicia. La parashá actual nos enseña que hay en los seres humanos el menester de limites. De hecho, podemos argumentar que el tema central de la época moderna es las alteraciones de los limites y el esfuerzo de establecer los limites justos.


Para nosotros, ciudadanos del siglo XXI, este asunto nos domina y no podemos huir de ello. Enfrentamos la necesidad de establecer los limites en todos los aspectos de la vida. El establecimiento de los limites nos desafía desde lo personal, por ejemplo, cuando se usa o no se usa un teléfono celular hasta las guerras sobre las fronteras geográficas o quien tiene el derecho de vivir y trabajar en cierto lugar.


Esta sección semanal nos enseña que sin los limites sociales y políticos la civilización deja de ser. El tema de esta sección semanal es que no hay ninguna sociedad (o ser humano) que pueda sobrevivir si sufre de la anarquía social y política.


La de esta semana en una manera fuerte y a la vez sutil nos hace la pregunta: ¿Cuándo los buenos líderes aceptan ser impopulares, que están dispuesto de no agradar su pueblo? ¿Cuándo debería un buen líder decir que no?¿Cómo protegen los lideres las fronteras que definen sus sociedades, sus negocios o su vida personal? En un nivel personal en una época cuando casi todos deseamos la gratificación instantánea y personal, ¿cómo nos aprendemos a gobernar?
Rav Peter Tarlow es el rabino de Oneg Shabat, y director de la casa de Hillel de la Universidad de Texas A&M

lunes, 16 de febrero de 2009

EL CALENDARIO HEBREO


Cuando se crearon el sol y la luna fue escrito en la Torá: "Y sirvan como signos para las estaciones, los días y los años" (Génesis 1:14). Y en el libro de los Salmos está escrito: "Eres el que constituyó la luna para fijar los tiempos" (104:19). El sol y la luna son el parámetro para dividir los días, semanas y meses del ano.

Los principios del calendario

El calendario hebreo aceptado por el pueblo de Israel, está basado en la combinación de los sistemas lunar y solar en completa armonía entre un día completo, mes-lunar y ano solar.

La necesidad de utilizar este complejo método es porque la Torá nos obliga a considerar tanto el mes anual como el mes solar. Los meses del año están santificados por la Torá: "Y el primer día de cada mes ofreceréis un sacrificio al Eterno... Tal será el holocausto del principio de cada mes, todos los meses del ano" (Números 28:11) También está escrito: "Este mes será para ustedes" (exodo 12:2), nuestros sabios dijeron: "Le mostró la luna al renovarse y le dijo: cuando la luna se renueve será para ustedes principio de mes". Es por esto que nosotros fuimos obligados de fijar y santificar los meses según el novilunio. Pero junto con esto fuimos obligados a festejar de manera meticulosa que el mes de Nisán sea siempre en la primavera como está escrito: "Guardarás el mes de aviv (Nisán) y celebrarás la pascua al eterno" (Deuteronomio 15:1), y esto nos obliga a basar el ano por el sistema solar.

Para unir la diferencia entre el año lunar y el ñno solar, que provoca un desfase de aproximadamente 11 días, nuestros Sabios fijaron el "ibur" (bisiestos), que se adicionan de vez en cuando un día en el mes, y un mes cada ano (Adar II), según la necesidad.

Según el calendario hebreo, el año es a veces de doce meses, y se llama "año simple" y a veces de trece meses (se agrega Adar II) y se lo llama "año bisiesto". En el ciclo de 19 anos hay 12 años "simples" y 7 años "bisiestos" según una división parcialmente fija.

Meses "completos" y meses "incompletos

En el calendario hebreo hay meses "completos" de 30 días y meses "incompletos" de 29 días. Según esta regla: Tishrei siempre es completo, Tevet siempre es incompleto, y de aquí en más un mes completo y uno incompleto, intercaladamente. Fuera de la regla están los meses de Jeshvan y Kislev que a veces son incompletos, entonces el año es "incompleto" (353 días), a veces ambos son completos y el año es "completo" (355 días), a veces un es completo y otro incompleto, entonces el año es "regular" (354 días). Esto con respecto al año "simple", mientras que el año "bisiesto" los números difieren: un año "completo" - 385 días, un año "regular" - 384 días, un año "incompleto" 383 días.
Todos estos cálculos meticulosos no son sólo para corresponder los meses con las estaciones del año, sino también los motivos están relacionados con el cuidado de los preceptos. Así se fijó que Iom Kipur no puede coincidir, ni un día viernes ni un domingo, ya que no pueden haber dos shabatot seguidos. De la misma manera Hoshana Raba no puede coincidir con Shabat, ya que sino estaría prohibido golpear aravot. De acuerdo con esto Rosh Hashana no puede coincidir en los días domingo, miércoles y viernes.

Esta es la regla que dictamina cuando un año es "incompleto", "completo" o "regular".

Los nombres de los meses

Los nombres de los meses en el calendario hebreo son babilónicos, que trajeron los inmigrantes de Babel. De los nombres hebreos originales quedaron solamente cuatro: el mes de Primavera (Nisán), el mes del Resplandor (Iaar), el mes del Fruto (MarJershan) y el mes de la Fuerza (Tishrei). En las excavaciones de "gezer" se encontró un calendario de arcilla antigua, en el cual están tallados los meses hebreos antiguos, estos meses tiene un carácter agrícola por excelencia: el mes de la cosecha, el mes de la de la siembra, el mes de la recolección, el mes de cosechar el lino, el mes de cosechar la cebada, el mes de la vendimia y el mes de verano.

En la Biblia los meses son llamados según un orden numérico: el primer mes (Nisán), el tercer mes (Sivan), el séptimo mes (Tishrei). También en el período del segundo templo llamaban a los meses según el orden numérico de la Biblia.

La cuenta de los años

El conteo de los años en el calendario hebreo comienza con la creación del mundo, o sea hace más de 5000 años. El ano 5759, simboliza 5759 años desde la creación.

A diferencia de esto el calendario cristiano comienza desde el nacimiento de Jesús, que es el año 3760 del calendario hebreo. Una manera de calcular el año hebreo en el calendario judío es la de agregar 240 al año sin su milenio. Es decir, 779 y otros 240 daría 999, agregamos 1000 y sería 1999.

REFLEXIÓN DIARIA

Nada es nuevo desde la perspectiva del Creador; solamente está oculto para nosotros para que independientemente decidamos desarrollarnos espiritualmente.
Rav Michael Laitman

domingo, 15 de febrero de 2009

HUMOR JUDÍO

Rabí Azriel Hurvitz preguntó al rabí de Lublin:
- ¿Cómo es que usted tiene tantos discípulos? Yo le supero en sabiduría y nadie viene a escuchar mis enseñanzas.
El justo repuso:
- A mí también me extraña que tanta gente venga a escuchar a un hombre insignificante como yo, en vez de buscar la verdadera doctrina junto a usted, que es un pozo de ciencia. Quizás acudan a mí porque me asombro de que vengan y no acudan a usted porque usted se asombra de que no vengan.

REFLEXIÓN DIARIA

El que adquiere buena fama, la adquiere para sí mismo.
El que adquiere la ciencia de la Torá, adquiere la vida eterna.
Pirkei Avot.Capítulo 2 Mishná 7.

viernes, 13 de febrero de 2009

PARASHA ITRÓ por Rav Peter Tarlow


La parashá para esta semana lleva el nombre de "Itro", el suegro y mentor principal de Moisés. Van a encontrar esta sección semanal en el Libro de Éxodo 18:1-20:23. Esta parashá nos ayuda a comprender casi mucha de la filosofía bíblica que sigue. Por eso, hace un papel crucial en nuestro entendimiento de la mente bíblica y de la teoría política bíblica.


Podemos dividir la parashá en dos sub-secciones. En la primera, leemos de los consejos que Yitro daba a su yerno para establecer un sistema de jurisprudencia en Israel y también los principios necesarios para ser un buen líder. En la segunda sub-sección leemos los principios básicos para una sociedad con la entrega de los "Aseret Ha'Dibbrot", una palabra mal traducida en castellano como "los Diez Mandamientos."


Es interesante notar que D'os no entregó los Diez Mandamientos a Moisés hasta que Yitro le había capacitado en la gestión y en el liderazgo. Es decir, Yitro se dio cuenta de que para salir con éxito un líder necesita más una capacidad administrativa y organizadora que la inteligencía o la creatividad. ¿Nos dice el texto que las ideas no convertidas en las acciones no valgan nada? Por eso, para ayudar a Moisés, cuya creatividad era superior a sus capacidades de organización y de gestión, Yitro dio a Moisés un ciclo de conferencias rápidas.

Los principios de liderazgo de Yitro rodean de unos cuantos principios básicos del liderazgo. El primero fue que nuestros subordinados necesitan que los orientemos; necesitan saber lo que sus jefes desean de ellos y cuales son la exigencias del trabajo. Yitro advertió a Moisés que los errores de gestión se realizan cuando los líderes usan observaciones selectivas, cuando emplean racionamiento basado en sus deseos en lugar de los hechos, y cuando su ego los controla. Otro principio central de Yitro era que los líderes deben mantener una distancia social de sus subordinados. Para ser líder es sentirse solo. El líder que trata de dar todo a todos en fin de cuentas fracasa. La tercera lección de Yitro es que los lideres deben conocerse y estar dispuestos de enfrentar sus fallos. Ningún líder es D'ós y no hay ningún líder que puede realizar todo. Por eso, Yitro desarrolla una jerarquía de poder. En esta manera solamente las decisiones más críticas llegaron a Moisés. Por fin Yitro se da cuenta de lo que determina el éxito de un líder es su habilidad de manejar su tiempo. Yitro, tal vez, fuera el primero que comprendió la relación entre el manejo de tiempo y el liderazgo.


Yitro da a Moisés un esquema básico por ser un líder con éxito. En los capítulos que siguen, y a lo largo de nuestro viaje desde la esclavitud egipcia hasta la libertad nacional leeremos cómo Moisés tenía que enfrentar muchos desafíos. ¿Cómo juzgarían Vds. el estilo de liderazgo de Moisés? ¿Al madurarse Moisés, se cambia su estilo de liderazgo? ¿Cuáles son los errores que hizo y cómo podemos aprender de sus errores y de sus éxitos?

Rav Peter Tarlow es el rabino de Oneg Shabat, y director de la casa de Hillel de la Universidad de Texas A&M


lunes, 2 de febrero de 2009

Tu Bishvat: Las raíces espirituales de la jardinería por Rav Michael Laitman

El símbolo que más se asocia con la Sabiduría de la Cabalá es el Árbol de la Vida. La Cabalá, al igual que todos los antiguos escritos, está repleta de ejemplos del reino vegetal. A través de la historia se ha echado mano de los sistemas de horticultura para ilustrar el crecimiento espiritual del hombre. Así, no es sorpresivo descubrir que la Cabalá utilice imágenes y ejemplos de nuestro mundo físico para revelarnos profundos procesos espirituales.

Esta sabiduría tiene como propósito incrementar el aspecto espiritual (interno) de nuestras vidas, dentro de nuestro trabajo y en nuestros momentos libres. Sabemos que el jardín no florece sin los fertilizantes adecuados, pero si éstos no han sido debidamente elaborados pueden convertirse en una amenaza dentro del jardín. Igualmente, la Cabalá nos enseña cómo elaborar nuestros pensamientos para convertirlos en “fertilizantes adecuados” de nuestras almas.

Este benéfico camino nos enseña todo lo que hay que saber sobre nosotros mismos, nuestras relaciones con seres queridos, amigos y, sobre todo, cómo mejorar nuestros lazos con la Naturaleza.

Horticultura Espiritual

Al igual que el árbol, para dar frutos (espirituales), y alcanzar lo antes mencionado, tú y yo debemos hacer el mismo trabajo requerido para árboles y plantas. Si fertilizamos, desherbamos y cultivamos todas las partes de nuestras almas que necesitan cultivarse, nuestra espiritualidad se intensificará y llenará nuestras vidas de gozo. Si nos esmeramos en realizar este cultivo seremos “como el árbol plantado al lado de corrientes de agua, que da su fruto en la estación y cuyas hojas no se marchitan; y serán prósperos en todo lo que emprendan” (Salmos 1:3).

Por lo tanto, ¿Qué es lo que tenemos que hacer con nuestras “plantas” internas para hacerlas crecer de manera frondosa?

Escarbar

En la espiritualidad, cavar con el azadón significa examinar el interior de nuestra alma. Según la Cabalá, sólo ahí, dentro de nosotros mismos, descubriremos por qué venimos a este mundo. Las respuestas a todas las interrogantes en nuestra vida se encuentran en lo profundo de nuestro ser. Si queremos hallarlas debemos escarbar dentro de nuestras almas para que afloren.

Extirpar las callosidades

Una callosidad es un defecto superficial. Puesto que la espiritualidad concierne a la relación de la persona con la Naturaleza, se trata de un proceso muy íntimo, por lo que es conveniente guardar nuestras reflexiones espirituales para nosotros mismos. Cuando te encuentres trabajando en tu jardín, nadie necesita saber lo que pasa por tu mente. Está bien si piensas en fertilizar si es justo lo que estás haciendo físicamente. Pero, si al mismo tiempo fertilizas tu alma, obtienes una ganancia doble: en el jardín espiritual de tu alma y en tu jardín físico. Y si deseas que los frutos espirituales sean de larga duración, guárdalos bien en tu interior.

Quitar el exceso de hojas

Mientras estudiamos la Cabalá con el fin de redescubrir la Naturaleza, nuestros esfuerzos, deseos e intenciones se llaman “hojas”. Una vez establecida esta relación con la Naturaleza, estos esfuerzos, deseos e intenciones se convierten en “frutos”. No cambiamos lo que somos, sino en lo que enfocamos nuestra atención: la espiritualidad significa enfocarse en la Naturaleza mientras que la corporalidad significa enfocarnos en nosotros mismos.

Las hojas son muy importantes. Son hermosas, nos dan sombra y protegen al fruto mientras está creciendo. Las hojas en exceso agotan el agua y la energía del árbol, pero necesitamos una cantidad suficiente para ayudar al fruto a crecer grande y jugoso.

De igual forma, cuando estás aprendiendo a ser espiritual no te asombres si no estableces una conexión con la Naturaleza rápidamente, tus “hojas internas” la están ocultando de ti. Aún cuando no estés consciente de esto, protegen los frutos que ya están creciendo en tu interior, escondidos entre el follaje.

Empolvar

Empolvar en hebreo (el lenguaje original de la Cabalá) quiere decir cubrir con polvo o arena. También significa batallar. Para relacionarse con la Naturaleza es indispensable tender un puente sobre la barrera que separa nuestro mundo del mundo espiritual. Venimos aquí totalmente centrados en nosotros mismos y para poder relacionarnos con la Naturaleza, necesitamos centrarnos en ella. Y tendremos que batallar, porque nuestra naturaleza inherente se opone a enfocarse en la Naturaleza y nos envía pensamientos contrarios. Nuestro trabajo es “cubrir con polvo” estos pensamientos y enterrarlos bajo la convicción de la importancia y el mérito de nuestra meta.

Agua

El agua existe arriba –en el cielo- y abajo –en la Tierra. Es el ingrediente principal de todo lo que tiene vida. Por tanto, no es sorpresivo que el agua represente también a la Naturaleza o más precisamente, la misericordia. Así como la Naturaleza es omnisciente, el agua también contiene toda la información en el universo. Las plantas saben cómo usar esta cualidad del agua y ésta les dice cuándo es tiempo de florecer.

Para crecer, una planta necesita sólo agua y minerales que la mayor parte de las veces extrae del agua misma. No existe otra sustancia que tenga la capacidad de ser la única causa de vida y crecimiento como el agua. El ciclo hidrológico permite al agua conectar a los mundos de “arriba” con los de “abajo”, tal como lo hace el Creador en la espiritualidad. Así, saber cuánto y cómo regar una planta es la única y más importante información que necesita el jardinero.

Ser un jardinero espiritual

De todo lo comentado, es claro que la jardinería física no es como cualquier otro pasatiempo. Es un compromiso serio de raíces profundamente espirituales. La jardinería espiritual, sin embargo, tiene el propósito más noble y puede elevar a las personas que la practican a los reinos ocultos de la existencia, donde nuestras almas se encuentran conectadas entre sí y con la Naturaleza que las creó, en amor eterno e infinito.
El Rav Dr. Michael Laitman es máster en ciber­nética, doctor en filosofía y cabala, profesor de ontología y teoría del conocimiento. Es fundador y presidente de Bnei Baruj y del Instituto ARI, en Israel. Más información en

www.kab.info