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miércoles, 30 de mayo de 2007

BIENESTAR DE LOS ANIMALES por Rav Hillel Avidan

El judaísmo se propuso muy tempranamente proteger los derechos de los animales y esto se extendió al cristianismo y al Islam, expresando el interés por los animales, ya que ellos bebían de las Fuentes Judías. Aún así los Judíos han sido reacios a proclamar este hecho o a demostrar cómo las sociedades modernas con un bienestar para los animales han sido inspiradas (si bien es cierto que inconsciente o indirectamente) por las enseñanzas de nuestra fe. Los Judíos han sentido tanto orgullo como una gran tristeza cuando se consideran los exigentes principios morales de la legislación judía sobre el bienestar animal, y comparan estos principios con el abandono y abuso de los animales tan característicos de muchas sociedades y sistemas legales, pasados y presentes. Génesis 1:26 expone que el hombre puede dominar a todas las otras criaturas (lo cual es inevitable, dado la superior inteligencia humana), pero el dominio del que se trata es un paternalismo humanitario y responsable más que una explotación cruel. En el Talmud (Sanhedrin 59b) "dominio" es interpretado como el privilegio de usar a los animales para el trabajo.
El comentarista del s XI, Rashi, entiende que el verso significa que el dominio humano es otorgado por D´s con la condición de no abusar de los animales. Si, argumenta Rashi, llegamos a ser indignos de la confianza depositada en nosotros por el Creador, entonces nos hundiremos en un nivel tan bajo como el de cualquier animal. Genesis 1:29 declara que el hombre era inicialmente vegetariano. Solamente después del Diluvio (Génesis 9:3) fue permitido el consumo por parte de los humanos de los animales y esto fue entendido más tarde como una concesión, tanto por la debilidad humana como por la supuesta escasez de vegetales comestibles. El horror por la matanza de otras criaturas para comer, en nuestro tiempo, ha dado lugar a un generalizado retorno al vegetarianismo, una meritoria posición de nuestra atención y respeto. Génesis 24 relata como, cuando Eliezer fue a Haran para encontrar mujer a Isaac, se fijó en una chica que mostraba amabilidad tanto a los humanos como a los animales. Después de que Rebeca sacó agua para Eliezer y sus hombres, ella fue inmediatamente a dar de beber a sus camellos. Más tarde, las enseñanzas judías insistieron que debería ser el tema de otra manera y así el Talmud expone, "Un hombre no puede sentarse a comer si antes no ha alimentado a sus propios animales " (Berajot 40a).En Proverbios 12:10 podemos leer "Un hombre recto tiene en cuenta la vida de su animal ", esto es, muestra consideración por sus necesidades y sentimientos. Tal consideración no debe ser solamente para los animales propios, ya que Éxodo 23:4 enseña que los animales perdidos deben ser tratados con cuidado y devueltos a sus propietarios a la primera oportunidad. Esto se aplica incluso a animales pertenecientes al enemigo de uno y el siguiente verso de Éxodo 23 nos urge a ofrecer asistencia y ayuda del animal de trabajo de un enemigo. Deuteronomio 22:4 exige que cualquier animal caído sea ayudado a levantarse. Éxodo 20:10 enseña que los animales deben descansar en Sabat y la necesidad de tal consideración es repetida en Éxodo 23:12 y en Deuteronomio 5:14. En Levítico 22:27 se expone que un animal doméstico joven no debe ser separado de su madre al menos hasta los siete días y en Levítico 22:28 se prohíbe matar a un animal junto a su cría.
Comentando estos dos versos el filósofo del S.XI Maimónides escribió, "El dolor de los animales bajo tales circunstancias es enorme. Así no hay diferencia en este caso entre el dolor de los humanos y de otros seres vivos, ya que el amor y la ternura de una madre por su cría no es producida por la razón sino por el sentimiento y esta facultad existe no solamente en los humanos sino en muchos seres vivos" (Guía de los Perplejos 3:48). Deuteronomio 22:6 y 7 prohíbe la captura de un ave madre junto con su cría o sus huevos. Si la cría o los huevos son necesarios la madre debe estar ausente cuando se toman. En la práctica los polluelos jóvenes son de poca utilidad así que esta prohibición tiende a proteger tanto a la madre como a la cría. Los huevos son más comúnmente cogidos, pero el lazo con la madre es mucho más débil. Deuteronomio 22:10 afirma, "no ararás con un buey y un asno juntos”. Estos animales difieren grandemente en su naturaleza, tamaño y fuerza y es consecuentemente cruel para el animal más débil uncirles juntos. La prohibición se extiende a uncir animales de tipos distintos. Esta prohibición fue extendida para incluir a todos los animales empleados en la labor. Es pura crueldad excitar el deseo de un animal por la comida y luego impedir la satisfacción de ese deseo. En la literatura judía post-bíblica se escribe mucho sobre la necesidad de ahorrarle a los animales dolor o stress. El Talmud prohíbe espectáculos de gladiadores y caza (Avodah Zarah 18b) así las corridas de toros, las peleas de perros o de gallos son detestables para los judíos observantes. Así también los artículos de animales para objetos de lujo como abrigos de pieles, el cortar el marfil de los elefantes o la caza despiadada de ballenas para la producción de comida de mascotas. Aquellos que se tienen como judíos moralmente sensibles están obligados a evitar la compra de pieles de animales cazados, productos de marfil o de carne de ballena. Nadie puede comprar un animal hasta que haya comprador la comida para ese animal, declara el Talmud Yerushalmi (Ketubot 4:8).

Un alto porcentaje de las criaturas exóticas importadas para mascotas mueren de hambre antes de que sus cajas sean abiertas. El judío observante evitaría la compra de animales importados, pájaros o reptiles. Una parábola rabínica sugiere que los ocupantes del Arca fueron salvados solamente por su compasión hacia los animales que tenían a su cargo. A menudo la parábola reivindica que a menudo se negaban a dormir por la noche para alimentar a su carga (Midrash Tehilim sobre Salmo 37:1). Mucho ha sido escrito y hablado contra el método judío de matar, pero este método (conocido en hebreo como shejitah) es designado actualmente para minimizar el sufrimiento animal. Como se dijo anteriormente, el consumo de carne animal fue considerado como una concesión a la debilidad humana. Así, las especies de animales, pájaros y pescados que pueden ser consumidos son severamente restringidas. El método de la shejitah deja inconsciente al animal en unos segundos y es dudoso que el dolor pueda ser experimentado en tal corto espacio de tiempo.

Si es así puede ser momentáneamente y no es comparable al largo sufrimiento experimentado por nuestros animales de granja hoy. La "Granja Fábrica " es una abominación y como el Talmud exige a esos animales debe ahorrárseles el dolor a toda costa (Baba Metsia 31a-32b), los productos de ganadería intensiva deben ser considerados como poco apropiados para consumo judío. Un consumidor judío compraría huevos de campo antes que de criadero y evitaría comprar pollo o ternera derivados de “granja intensiva”. Privar a las criaturas de D´s de la luz del sol, aire fresco y ejercicio es completamente sádico, y es contra la ganadería intensiva, más que contra particulares métodos de matar, que los esfuerzos por el bienestar animal deberían ser dirigidos. La shejitah es el método más humano, pero si uno tiene serias dudas sobre la moralidad de privar a otras criaturas de la vida, entonces el rumbo honorable es el vegetarianismo.

La crítica puede ser igualada por el judaísmo contra los laboratorios de investigación donde millones de animales anualmente torturados supuestamente para hacer avanzar las fronteras e la ciencia. En muchos casos los animales de laboratorio son bien tratados y aquí no hay cuestión de crueldad, pero otras veces es difícil evitar la sospecha de que el personal del laboratorio se considera a sí mismos como autorizados a consentir el sadismo. Al menos se debería diferenciar ente los experimentos enfocados a ayudar al desarrollo medico y aquellos conducidos al beneficio comercial. "Tzaar baalei hayyim" (el sufrimiento animal) es el término rabínico empleado para comprender toda ley judía como tradiciones relacionadas con el bienestar animal. Tal asunto es global e incluye referencias a los animales en la naturaleza, en granjas, laboratorios, zoos y circos, en tiendas de mascotas y en casas privadas. La Tierra ha sido dada por D´s para el beneficio de todas las criaturas y nosotros los humanos, como representantes de D´s, debemos ejercer la restricción y reconocer los derechos de los no humanos, ya tengan piel, plumas o escamas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, felicidades, de corazón por el artículo, está escito con muchísimo tacto. Y posee toda la información necesaria para guiar a los lectores en un tema tan importante como es el respeto hacia los animales. Yo soy vegetariana hace 6 años por ello me identifico con el artículo. Lo único que deseo agregar es que, dentro de la Shejitá quizás en el preciso instante de ser sacrificados los animales no experimenten tanto dolor, pero sí, sufren durante todo el proceso, lo sé por fuentes muy cercanas. Y esta es razón suficiente para que cualquier judío opte por el Vegetarianismo.
Bueno, muchas gracias por leer mi opinión. Y ojalá todos los judíos luchemos para que los animales que son tan puros de alma, puedan vivir felices.

Leòn dijo...

Shalom uBeraja!Excelente artículo, muy ilustrativo y humano. Ojalá todos los Judíos supiéramos esto y lo aplicáramos, y así ser una luz para las naciones. Me alegra saber que hay varios movimientos y creencias que también contemplan el respeto por los animales en su agenda. Gracias por todo y Atzlajà. Shalom de parte de León.