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viernes, 18 de mayo de 2007

BADMIDBAR por Rav Rifat Sonsino

El nombre.
El cuarto libro atribuido a Moisés es tradicionalmente llamado Bamidbar, en el desierto, en hebreo. El nombre español, Números, viene originalmente de la traducción griega de la Biblia, la Septuaginta (siglo III aec), que se llamado Arithmoi. La Vulgata latina tomó ese nombre y lo denominó Numeri, números, por los censos y numerosas listas registradas en él.
En treinta y seis capítulos, Números cubre el período de cuarenta años que los israelitas pasaron en el desierto del Sinai entre el Éxodo de Egipto y la entrada a la Tierra santa, aunque mucho de este material se reparte con los primeros y últimos años del viaje.

Cuarenta años
Tanto en la Biblia como en el oriente Próximo, ciertos números, como el tres, siete y diez, juegan un papel significativo. Cuarenta es también uno de estos nombres importantes. Los ejemplos son abundantes: en el Diluvio, la lluvia calló durante cuarenta días y cuarenta noches (Génesis 7:4); tanto Isaac como Esaú se casaron a los cuarenta años (Génesis 25:20, 26:34); llevó cuarenta días embalsamar a Joseph (Génesis 50:3); Moisés pasó cuarenta días y cuarenta noches en el Monte Sinai (Éxodo 34:28); los israelitas deambularon cuarenta años en el desierto (Números 32:13), y, más. Parece que en la Biblia cuarenta es usado como un número redondo para designar un período completo de tiempo en términos de experiencia humana y de resistencia, y por eso no debe ser tomado literalmente.

¿Porqué fueron los Israelitas forzados a deambular por el midbar (no un desierto como el Sahara, ya que había bastante vegetación en el Sinai para sustentarles), por tal período de tiempo? Hay varias pistas en los textos bíblicos y varias explicaciones en la literatura rabínica. Según la Biblia, los Israelitas protestaron sobre la dureza de la vida en el desierto y querían volver a la falsa seguridad en Egipto, olvidando que ellos eran esclavos del faraón (Números 14:14). También recordaban la buena comida que habían dejado en Egipto: recuerda el pescado que podías comer en Egipto sin problemas, los pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos. Ahora nuestras gargantas están secas. ¡No hay nada! Nada excepto este mana (Números 11:56). Por eso, la generación del desierto, con unas pocas excepciones, fue condenada por D´s, quien estaba enojado por su falta de gratitud (Números 14:35)

Para algunos rabinos, el deambular durante cuarenta años fue impuesto a los Israelitas para forzarles a estudiar la Torah, por lo demás cada uno tomaría posesión de un campo o viña y no se consideraría obligado a estudiar la Torah. Además, el deambular permitió a los canaítas reconstruir el país que habían destruido en anticipación de la llegada de los Israelitas, ya que D´s había prometido a los Israelitas que heredaría una tierra buena) Tanjuma, Bashalaj 1.

El mensaje de Bamidbar hoy.
Muchos rabinos contemporáneos han considerado que el viaje de los cuarenta años en el desierto deriva en varias lecciones. Una de mis favoritas es de Pinjas H. Peli: el libro Bamidbar nos enseña que no hay atajos hacia Tierra santa y no hay transformaciones instantáneas desde unos grupos de esclavos a una nación responsable y auto-gobernada; no hay una generación de redención (dor geula) sin una generación que se extinga en el desierto (dor hamidbar) que les preceda.
Además, Peliá piensa que el deambular de cuarenta años, representa un desafío para cada individuo que acomete algo nuevo. Uno necesita tomar una opción para enmarcarse en una nueva aventura: El progreso a menudo depende de dar el primer paso hacia lo desconocido. Con seguridad, este riesgo debe ser calculado, basado en el conocimiento después de haber sobrepesado los pros y los contras y no un mero y estúpido paso hacia delante. Pero una cosa está clara. Si no tomamos riesgos en la vida, poco conseguiremos. Todo lo que necesitamos hacer es confrontar el futuro con coraje y auto-confianza. Elegir una profesión o un tipo de trabajo, empezar un nuevo negocio, casarse, mudarse a una nueva casa o a otra localidad, todos estos puntos requieren tomar riesgos. La alternativa es volver a la seguridad de la vida familiar primigenia, si esa seguridad existe, y mantenernos como niños. Para los Israelitas el deambular por el desierto fue un período de entrenamiento para aprender cómo llegar a ser libres y auto-suficientes. Aquellos que tienen una mentalidad de esclavo no están aún listos para confrontar los desafíos de la vida en libertad y sus novedades.
Como padres y profesores, nuestro trabajo es dar a nuestros hijos y estudiantes las mejores herramientas, técnicas y valores morales disponibles y lanzarles entonces a las incertidumbres de la vida. Sólo podemos esperar lo mejor. Fundamentalmente necesitan vivir sus propias vidas según las circunstancias que se les presentan.
Es en este espíritu que los rabinos requieren que cada padre enseñe a sus hijos, entre otras cosas, cómo salir a flote (Talmud de Babilonia, Kidushim 29a). Similarmente, en épocas medievales, Maimónides enseñó que, de los ocho niveles de caridad, el más alto es dar al individuo todo lo que es necesario para que llegue a ser auto-suficiente (Mishneh Torah).
Hay un bello Midrás rabínico que expone que cuando los Israelitas llegaron a la costa del Mar Rojo y vieron acercarse a los egipcios, Moisés empezó a rezar de un modo fuerte, hasta que D’s le dijo: Mis hijos están en gran aflicción, el mar les cerca, el enemigo les persigue y tú estás aquí rezando. Habla a los hijos de Israel que deben ir hacia delante. (Shemot Rabbah 21:8) La lección es una vieja lección a la que no siempre se le hace caso: D´s ayuda a quienes se ayudan a sí mismos.

Rav Rifat Sonsino, es un rabino emérito del Templo Bet Shalom en Needham, Massachussets, y miembro del Departamento Teológico del Boston Collage. Puede ser contactado en rsonsino@ix.netcom.com

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