BEHAALOTEJA por rav Eric Jay Siroka
Nuestra naturaleza humana nos lleva a recorder cosas como si fueran mejores que lo que tenemos actualmente. Ah, ¡los buenos y viejos días! Tendemos a exagerar la historia de nuestras vidas. Nuestros egos entran en el camino de la realidad. Incluso reclamamos tener un major historial personal que el que realmente tenemos. Imagino que todos podemos pensar bastantes ejemplos de este fenómeno en nuestras vidas: el diminuto pez que cogemos pronto llega a ser tan grande que tomamos una grúa para dejarlo sobre el muelle; la cantidad de peso que levantamos en el banco del gimnasio era increíblemente impresionante; el número de pretendientes que tuvimos en nuestra juventud, se multiplica cada vez que lo rememoramos…De nuevo, nos preguntamos a nosotros mismos ¿Porqué queremos más de lo que tenemos ya sea juguetes, amigos, dinero o lo que sea?
La verdadera satisfacción es una difícil hazaña para que la alcancemos.¿Debería ser suficiente tener una encantadora familia, un techo seguro sobre nuestras cabezas, y la oportunidad de despertar cada día y hacer algo de valor con mi vida? La respuesta sería si. En cambio es duro mantener estas cosas en mente todo el tiempo. Es bastante fácil fallar de uevo al pensar en asuntos que nos distraen y nos llevan hacia lo incomplet0 Todos luchamos por vencer esta sensación de vacío. Los antiguos rabinos ofrecían una sabiduría eterna. Ellos nos enseñaron ¿Quién es rico? La persona que está contenta con lo que tiene (Pirkei Avot 4:1). Cuando recordamos esta formula simple, cuando vencemos nuestra inclinación a ser “quejicas”, también podemos estar contentos con nuestra suerte.
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