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viernes, 16 de noviembre de 2007

PARASHÁ VAYETZE por Rav Peter Tarlow


La parashá para esta semana se llama "VaYetze", y la podrán encontrar en el Libro de Génesis: 28:10-32:3. Esta sección semanal empieza con una de las historias más complejas y desafiantes de la Torá, la del sueño de Jacobo.


El texto para la semana que entra comienza con la fuga de Jacobo desde Canaán hasta Harán. En la sección de la semana pasada nos habíamos enterado cómo Jacobo le había "comprado" el "Premio de Primogénito" a su hermano y también le había quitado a él la bendición de primogénito. Ahora temiendo al rencor de su hermano, debe huir del país. El texto nos dice que en lo que parecía ser su primera noche en el exilio, él se acostó usando nada más que una piedra para la almohada. Al dormirse en el campo tenía un sueño raro en el cual había una escalera que iba desde la tierra hasta el cielo y en la que los ángeles (malajim = ángel o mensajero) subían y bajaban en ella.


El sueño parecía ser una fantasía. Por ejemplo lo normal sería que los ángeles bajarían y entonces subirían en vez de subir y bajar la escalera. Este sueño tiene tantas interpretaciones como hay lectores del texto. Una interpretación es que este sueño servía para recordar a Jacobo que la santidad se localiza hasta en los lugares más humildes. Su sueño nos ayuda a recordar que la vida está llena con muchas coincidencias y que a menudo son más que meras coincidencias; y lo que santifica la vida no es los eventos en ella sino las maneras que elegimos interpretarlos.


El sueño de Jacobo termina el ciclo empezado por Abraham. Es posible clasificar a Abraham como "realista ético." Es posible decir de Abraham que la esencia de su vida era una misión moral. Su hijo, Isaac, es un hombre de meditaciones. Ofrece la pauta para todos que han tenido que sobrevivir los traumas de la vida. Isaac comprendió, tal vez más que nadie, que el mundo es mucho más extenso que la esfera pequeña de cada vida. Ahora de veras conocemos a Jacobo, el místico y el que sueña. Es el hombre que soñaba con los ángeles y luchaba con los personajes místicos.


Juntos cada uno de nuestro patriarcas representa un aspecto diferente de la vida. Cada uno nos recuerda que hay que ser realistas morales en esta vida, que la vida es más extensa que la nuestra, y que la vida necesita lo tangible y lo espiritual. En la misma manera que la vida de cada patriarca nos enseña algo distinto así es con los rezos, no hay ningún rezo que sirva para todo. A veces necesitamos recordar las lecciones morales, a veces necesitamos detenernos y sentir la contemplación tranquila y a veces necesitamos ver el mundo con los ojos abiertos y un sentido de pasmo radical. ¿En que parte de esta abanica erudita cabe su vida?


Rav Peter Tarlow es el rabino de Oneg Shabat, y director de la casa de Hillel de la Universidad de Texas A&M

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