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viernes, 8 de febrero de 2008

PARASHÁ TRUMÁ por Rav Peter Tarlow


La parashá para la semana que viene es una de las más difíciles del Libro de Éxodo. Su tema principal es la construcción del Mishcán (tabernáculo). Esta parashá, que se llama "Trumá" (Éxodo 25:1-27:18), es una de 4 secciones semanales dedicadas a la construcción y uso de este "edificio". En sus primeros versículos nos dice: "Vikju li trumá me'et col ish asher yidvenu libo tikchu et trumati/(Decir a los israelitas) que Me traigan regalos de cada persona cuyo corazón lo desea." Esta línea nos obliga a pensar en el significado de la palabra "trumá" y la frase "Yidvenu libo"



La palabra "trumá" tiene la acepción de un regalo o donativo que se da para una campaña de acumulación de fondos. Trumá no es un regalo dado de una persona a otra, sino un regalo dado de un individuo para su sociedad. Nos hace preguntarnos ¿Qué tipo de trumá damos nosotros? El texto bíblico es bien claro: la trumá debe ser un donativo del corazón dado libremente y basado en las habilidades pecuniarias y psicológicas. No había de ser "categorías PRE-establecidas de dar" El gobierno no tendría el derecho de determinar cuanto debe dar cada uno, todo reflejaría el libre albedrío del individuo. El hombre bíblico supuso que el dinero dado al grupo estaría usado por el beneficio del grupo. Es decir que confiaba en el buen uso del donativo.



El principio de trumá nos presenta con aún unas preguntas profundas. Por ejemplo, ¿Como se diferencia nuestro sistema moderno de impuestos del concepto de trumá? ¿Qué es un regalo de caridad? ¿Deberíamos darlo por la inclinación del corazón o por miedo de lo que los otros piensen de nosotros? ¿Tenemos el derecho de presionar al otro que dé una caridad cuando no lo quiere y el bienestar de la comunidad depende de su regalo? ¿Qué se hace cuando alguien se niega a dar una trumá y su negación provocará el sufrimiento? ¿Debe la trumá siempre ser de dinero o puede existir en otras formas?



Tal vez una respuesta posible es que el acto de dar tzedaká (la palabra significa el punto moral donde la justicia y la caridad se cruzan) es un deber cívico que debemos enseñar desde la juventud. En la actualidad donde tantos de nosotros estamos tan auto-absorbidos ¿Es la tzedaká un arte perdido? Si la mente comprende la justicia ¿Estará dispuesto a dar caridad el corazón? Si pensamos como el faraón solamente en nuestro bienestar ¿Se endurece el corazón como el del faraón?



¿Debemos preguntarnos si Vivimos en un mundo de tzedaká o de <> (el contrario de tzedaká, y la misma palabra que se ocupa del motivo por el que D'ós causó el diluvio del mundo durante la era de Noé) donde la violencia se cruce con el egoísmo? ¿Cómo sobrevivimos en un mundo de <> en vez de tzedaká? ¿Que opinan Uds.?

Rav Peter Tarlow es el rabino de Oneg Shabat, y director de la casa de Hillel de la Universidad de Texas A&M

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