lunes, 3 de septiembre de 2007
La Torá (libro de ley de los judíos) entró de nuevo en el templo, convertido por los nazis en establo para caballos, entre salmos y en presencia de Leo Trepp, el último rabino de esa misma sinagoga antes de la 'shoa' (desastre en hebreo), de 94 años y en silla de ruedas.La presencia de Trepp, superviviente del Holocausto, realzaba la solemnidad y dimensión simbólica del acto, en el que el gobierno alemán estuvo representado por el ministro del Interior, Wolfgang Schäuble.El templo de la Rykestrasse, abierto en 1904 en el corazón de lo que es ahora el barrio de la modernidad, Prenzlauerberg, recuperó su esplendor tras tres años de trabajos de restauración que costaron cinco millones de euros.
A partir de fotos en blanco y negro, dos arquitectos, Kay Zareh y Ruth Golan, han reconstruido el interior a través de unas cuantas fotos en blanco en negro tomadas antes de que en la denominada 'Noche de los Cristales Rotos', el 9 de noviembre de 1938, ardiesen la mayoría de las sinagogas del país.La de la Rykestrasse no quedó reducida a cenizas, como otras, puesto que quedaba encorsetada entre viviendas 'arias' y se temía que el fuego pudiese dañarlas.Pero sí se destrozó toda la parte interior, reabierta ahora buscando la máxima similitud con la imagen que tuvo hace más de 100 años, salvo alguna licencia arquitectónica para posibilitarle un aforo de 1.200 plazas."Berlín vuelve a tener la mayor comunidad judía de Alemania, es lógico que tengamos también el mayor centro", explicó Hermann Simon, director del Centrum Judaicum.
De los 173.000 miembros de esa confesión que vivían en Berlín antes de la llegada de Hitler al poder quedaron apenas 6.000 al fin de la Segunda Guerra Mundial.En los últimos años este colectivo ha aumentado hasta los 12.000 miembros, con la llegada de judíos procedentes del Este de Europa tras la caída del Telón de Acero.Paso para la normalizaciónLa inauguración de la sinagoga, emplazada entre cafés y locales de moda que se concentran en la vecina Kollwitzplatz, es un paso hacia la normalización de la presencia del colectivo de Berlín y el inicio además de las Jornadas Culturales Judías.Hasta el 9 de septiembre, se celebrarán en distintos escenarios y centros judíos desde conciertos con la superestrella israelí David Broza -en el templo de la Rykestrasse- hasta la denominada "larga noche de las sinagogas", abierta a todos los berlineses.Algo alejado de este carácter se presenta la apertura, en el barrio de Wilmersdorf, al otro extremo de la ciudad, del centro ortodoxo del movimiento Chabad Lubawitsch.Se trata del mayor centro-escuela de ese grupo en Europa y su cometido es formar a niños, jóvenes y familias en las estrictas tradiciones de ese movimiento.
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